Hay tanto dolor en el mundo…
Si algún sabio motivo tuvo la vida para habernos dado la oportunidad de poblar la tierra, es generarla. La vida como ese hecho biológico de lo que siempre está en movimiento hasta la hora de la muerte, que respira y funciona en armonía con la luz del sol y la oscuridad de la noche, la tierra y el agua; supongo que en eso radica la sapiencia de la naturaleza, aunque pareciera que su único error es habernos dotado de la razón. Nos tocó estar aquí, respirar y palpitar. La vida se siente. Si su propósito fuera el exterminio, no tendría razón de ser; seguramente se hubiera ahorrado la chamba de traernos y evitar todos los desmanes que hemos hecho a lo largo de la historia de la humanidad.
Hablar de razón implica raciocinio, reflexión y ésta a su vez sentido. Más que sin razón, sin reflexión solo se cumple el ciclo puramente instintivo de la vida; con ella –la razón- hay que hacer algo. Es así que para mí la vida no tiene sentido en sí misma, pero es tan sabia, que nos ha dotado de reflexión para crearle uno ¿Acaso no somos privilegiados?
Poder reflexionar, me da la posibilidad de percatarme de que existo y de que necesito del otro para generar vida, en el supuesto de que es el propósito de la misma. Solo a partir del otro puedo reconocer mi libertad y derecho legítimo de existir: llamémosle dignidad humana. Y atenta contra ésta todo aquello que agrede directamente a la vida, -como la muerte- o vulnera el deseo de vivirla, infligido por el otro. Sólo entre seres humanos podemos hacernos sentir indignos. Con la muerte todo acaba. Lo más difícil es mantener el deseo de vivir. Si he sido privilegiada con la razón ¿Para qué quiero una vida sin los otros? Ese deseo solo puede surgir en la relación, en el estar con los otros..
Tratar de buscar en que momento de la historia se fastidiaron tanto las relaciones humanas, puede ser pérdida de tiempo, la vida corre. Siglos de existencia deberían de ser suficiente evidencia para saber que lo hemos hecho bastante mal, que el tiempo invertido en aprender a desprendernos del dolor, no ha sido equitativo con el tiempo en aprender a no infligirlo.
¿Porque se sufre tanto? ¿Olvidamos la dignidad? Parece ser que la libertad de elegir para darle sentido a nuestra existencia no ha sido respetada ¿Será que solo sintiendo se respeta? Metodología del corazón y no de la razón. El odio se siente, no se aprende. Sobrellevar el dolor se aprende, ojalá y solo se sintiera. Quizá por eso el odio es la forma más fácil que se ha encontrado para sobrellevar el dolor que está detrás de la guerra, del hambre, de la lucha entre religiones, de las diferencias, de la venganza.
Del dolor al odio, solo hay un paso.
Nota. Mi sentir y entender sobre la dignidad, la libertad, la vida y la razón –reflexión- me la ha regalado la vida con un niño –mi hijo- al que no entiendo y que solo puedo sentir. También del dolor al amor, solo hay un paso.
Escrito por Alicia Ayora Talavera
No hay comentarios:
Publicar un comentario