miércoles, 4 de mayo de 2016

SEDA



Si resumiera en una palabra la obra “Seda” (1996) de Alessandro Baricco, usaría “exquisita”. 
El título también puede hacer alusión a la forma de narrar del autor -acaricia con palabras- así como a la delicadeza del romance que se desarrolla en la novela. No cabe duda que muchos se puedan sentir identificados con la intensidad de un amor imposible...¿Acaso lo posible no es tal y como sucede? 
Difícil tarea entender que nada de lo que imaginamos o deseamos será de esa manera, ni en tiempo ni en forma y ese hecho lo convierte como en lo único posible, lo perfecto; deseo cumplido deja de ser deseo. Caduca. El deseo permanece únicamente ante la imposibilidad de cumplirse. Quizá por eso el amor (como algo determinado) es un ideal, una vez alcanzado… se desmorona. Bah! 
El amor y sus infinitas formas, sin principios ni fines. 
La historia inicia en Lavilledieu Francia pueblo convertido en productor de seda gracias a Baldabiou. La epidemia de pebrina llega a Europa arrasando con los huevos del gusano de seda y  Hervé Joncour  es convencido por Baldabiou para viajar “hasta el fin del mundo”. Japón. Isla de leyendas sobre la producción de la seda más linda del mundo, isla de velos tejidos que al tocarlos es como tocar la nada. Llegar ahí  es travesía de meses que culmina en una aldea en las colinas a las que llega Hervé la primera vez con los ojos vendados y donde pasa una noche antes de negociar la compra de huevos con Hara Kei, el hombre más inexpugnable de Japón “amo de todo lo que el mundo conseguía arrancar de aquella isla”. Mientras Hara sentado en el suelo con las piernas cruzadas escucha detenidamente al francés en aquella habitación que no ostenta lujo, acaricia el cabello de la mujer vestida en seda roja que descansa con los ojos cerrados la cabeza sobre su regazo. La conversación pasa a segundo plano, deja de importar en el momento que la mujer de ojos sin rasgo oriental, los abre y fija la mirada sobre Hervé quien trata de no inmutarse. 
Justo aquí la historia muerde la desesperación del lector por saber todo aquello que acontecerá; fui arrastrada a la velocidad de la luz y devoré en un par de horas hasta el final el libro. Seducida por “Seda” llegué al climax del regocijo que pueda causarme una historia; luego vino un silencio punzante, el de mi deseo de un final corriente -ese que todo el mundo espera del amor- que inútil se debate ante la risa sarcástica de la belleza de un romance perfecto. 
Esta novela es un suspiro.
No puedo irme sin transcribir mi fragmento predilecto, el que amé.

"Baldabiou escuchaba.
Le hizo daño oír, al final, como Hervé Joncour decía en voz baja.
-Ni siquiera llegué a oír nunca su voz.
Y al cabo de un momento:
-Es un dolor extraño.
En voz baja.
-Morir de nostalgia por algo que no vivirás nunca".


Alessandro Baricco, novelista, dramaturgo y periodista italiano nació en Turín en 1958. En los inicios de los años 90 debutó como escritor de ficción con la novela “Tierras de cristal” (1991).
Sus novelas posteriores  están narradas muy al estilo de Baricco, poéticamente. Entre ellas están “Océano Mar” (1993), “Seda” (1996), “City” (1999), “Sin sangre” (2003), “Homero, Ilíada” (2006) y “Esta historia” (2007), y también obras de teatro, entre ellas “Novecento: Un monólogo” (1994), “Totem” (1999) o “Davila Roa” (1996).

También es fundador de la escuela de técnicas de escritura llamada Holden (en homenaje a Salinger), y curiosamente es un escritor alejado del “circo” mediático, apenas concede entrevistas (¡eso me encanta!)
La novela “Seda” fue traducida por Xavier González Rovira y Carlos Gumpet.
Primera edición Editorial Anagrama. 

1 comentario:

  1. Magnífica la novela y también la película que de ella hicieron...Yo de ella me quedé con la frase: «Una vez conocí a un hombre que construyó una vía recta. No recuerdo por qué. Las razones se olvidan». Comentario que Baldabiou (Alfred Molina) hace a Herve Joncour (Michael Pitt ) antes de tomar el tren en una de las escenas finales de la película “Seda”. Bonito post Alicia!!!

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